Había estudiado muy duro para entrar a la Academia de Magia, pero el primer examen práctico se le dificultó demasiado. Pasó largas noches leyendo grimorios, preguntando a profesores e investigando de todo para poder recitar un fuerte hechizo y lograr dibujar el círculo mágico perfecto. Todo con tal de invocar a un poderoso familiar que la libraría de rumores desagradables. No quería continuar siendo molestada por sus compañeras de clase por no tener una magia tan potente como ellas.
En cuanto se sintió preparada y consiguió lo que hacía falta, fue hacia el Bosque Dorado detrás de la academia con los objetos para el ritual. Una vez decidido el sitio en el que lo haría, dibujó con un bastón de ébano en la tierra, entre las hojas de ese eterno otoño encantado, y colocó los objetos que había llevado en sus respectivos lugares. El sol comenzaba a caer cuando, sentada con los ojos cerrados y una sonrisa llena de confianza, se concentró en despertar su poder. Demoró un poco, pero pronto logró sentir la magia nacer de su corazón y, como ondas, viajar hacia sus manos, sus ojos y su lengua mientras iba llenando cada rincón de su cuerpo.
En ese momento, recitó un conjuro antiguo que le había costado memorizar. Al mismo tiempo, la jovencita movía sus manos recreando símbolos. Sintió el aire vibrar con un viento cálido a su alrededor y escuchó el sonido de algunos objetos quebrarse. Tras acabar, esperó impaciente a que algo increíble sucediera. Sin embargo, al abrir sus ojos, no vio nada más que hojas frente a ella. Su mente se llenó de dudas sobre en qué se había equivocado. No podía creer haber fallado de nuevo. Se angustió al pensar en cuánto demoraría en volver a conseguir lo necesario para un nuevo ritual y el nuevo problema que debería solucionar. Entonces, una pequeña llama rojiza apareció desperezándose de entre las hojas.
El pequeño demonio de fuego sonrió al confirmar que ese aroma a magia tan dulce provenía de ella y danzó feliz a su alrededor declarando que al fin podría firmar su primer contrato. La sorpresa se reflejaba en el rostro desencajado de la joven bruja. Cuando cayó en cuenta de lo que pasaba, le resultó tan tierno el pequeño, que su debilidad por las cosas lindas le superó. No dudó en completar el contrato con una gota de su sangre y aprovechó ese vínculo para poder abrazarlo sin quemarse. Su primer familiar tal vez no sería el más poderoso, pero dudaba encontrar una criatura más tierna.
Muy feliz del resultado inesperado, recogió sus cosas, limpió el lugar y regresó a la academia junto a su pequeño familiar. Reía orgullosa al imaginarse la cara de sus compañeras y profesores tras enterarse de que su séptimo intento de invocación fue un éxito. No obstante, no se imaginaba cuánto iba a cambiar su vida escolar tras ese día y mucho menos la verdad que se ocultaba tras ese cuerpecito de fuego.
FIN
«Invocación» es un microcuento de fantasía que escribí gracias a #RetoAngold, un reto creativo creado por @angel_told en Twitter. La consigna que utilicé del reto consiste en escribir una historia usando algún elemento de la fotografía proporcionada.
Espero que te haya gustado esta pequeña historia. Te animo a compartir tu opinión en la caja de comentarios.
Gracias por leerme. Te deseo un estupendo día.
¡Hola! ¡Qué ternura de relato! La llamita me recordó a Calcifer ¡Siempre quise uno! Como para repetir el hechizo de esta muchacha.
Me encantó el relato, ha sido muy tierno.
¡Un abrazo!
¡Holis!
Pensaba en Calcifer cuando escribía el microcuento, que es tremendo de adorable. Sería genial tener uno, aunque sea en peluche, jaja.
Me alegra que te haya gustado también esta historia. Gracias por tu comentario, Roxana.
Abrazos grandes~